Calificación: 4 sobre 5. (Muy buena).
"La teoría del Todo" narra la historia de amor entre el astrofísico Stephen Hawking (Eddie Redmayne) y su primera mujer, Jane Wilde (Felicity Jones), en el proceso que va desde su época universitaria en Cambridge hasta su separación en 1991. Entre medias, iremos viendo la consagración del científico en una eminencia internacional, cuya escalada intelectual irá en paralelo con su caída física que acabará postrándole en una enorme silla de ruedas.
La película, dirigida por James Marsh, e inspirada en el segundo libro autobiográfico de su esposa -Jane Wilde-, no se centra en la lucha de Hawking contra la enfermedad de la neurona motora, -lo que hoy conocemos como esclerosis lateral amiotrófica (ELA), que produce la degeneración de toda la musculatura voluntaria del cuerpo-, ni tampoco sobre la teoría matemática del inicio del Universo, el Big Bang, sino en la historia de amor de una pareja ejemplar: de un hombre -Stephen- que aún teniendo el cuerpo devastado por una enfermedad degenerativa, mantiene intacta su inteligencia superdotada; y, sobre todo, de una mujer -Jane- enamorada y abnegada esposa que, aún sabiendo que posiblemente a su marido le quedaran un par de años de vida, tomó la valiente decisión de estar a su lado para que investigara en sus teorías. Jane le cuidó, crió a los tres hijos que tuvieron en común, sacrificando su propia ambición.
El film refleja muy bien esa parte donde vemos a una mujer sobrepasada por las circunstancias y atrapada en una vida que ella elige de manera voluntaria. La degradación del matrimonio no es un intercambio de reproches, es un diálogo en el que ninguno de los dos se saltará ninguna norma.
Justas han sido las nominaciones al Oscar de Eddie Redmayne, quien ya se ha adjudicado el Globo de Oro a Mejor Actor de drama, y que le vimos en "Mi semana con Marilyn", de Simon Curtis, (2011); y en "Los Miserables" de Tom Hooper (2012); un actor que no sobreactúa, aunque la degradación física de su enfermedad se preste a ello; y la de Felicity Jones: espléndida, quien consigue dar a su personaje el matiz justo cada vez que le vemos en pantalla. Los dos actores están contenidos, pero dignos.
La película cuenta con una puesta en escena sensible y elegante con un toque muy británico. Y una preciosa banda sonora de la mano del islandés Johann Johansson.
"La teoría del Todo" narra la historia de amor entre el astrofísico Stephen Hawking (Eddie Redmayne) y su primera mujer, Jane Wilde (Felicity Jones), en el proceso que va desde su época universitaria en Cambridge hasta su separación en 1991. Entre medias, iremos viendo la consagración del científico en una eminencia internacional, cuya escalada intelectual irá en paralelo con su caída física que acabará postrándole en una enorme silla de ruedas.
La película, dirigida por James Marsh, e inspirada en el segundo libro autobiográfico de su esposa -Jane Wilde-, no se centra en la lucha de Hawking contra la enfermedad de la neurona motora, -lo que hoy conocemos como esclerosis lateral amiotrófica (ELA), que produce la degeneración de toda la musculatura voluntaria del cuerpo-, ni tampoco sobre la teoría matemática del inicio del Universo, el Big Bang, sino en la historia de amor de una pareja ejemplar: de un hombre -Stephen- que aún teniendo el cuerpo devastado por una enfermedad degenerativa, mantiene intacta su inteligencia superdotada; y, sobre todo, de una mujer -Jane- enamorada y abnegada esposa que, aún sabiendo que posiblemente a su marido le quedaran un par de años de vida, tomó la valiente decisión de estar a su lado para que investigara en sus teorías. Jane le cuidó, crió a los tres hijos que tuvieron en común, sacrificando su propia ambición.
El film refleja muy bien esa parte donde vemos a una mujer sobrepasada por las circunstancias y atrapada en una vida que ella elige de manera voluntaria. La degradación del matrimonio no es un intercambio de reproches, es un diálogo en el que ninguno de los dos se saltará ninguna norma.
Justas han sido las nominaciones al Oscar de Eddie Redmayne, quien ya se ha adjudicado el Globo de Oro a Mejor Actor de drama, y que le vimos en "Mi semana con Marilyn", de Simon Curtis, (2011); y en "Los Miserables" de Tom Hooper (2012); un actor que no sobreactúa, aunque la degradación física de su enfermedad se preste a ello; y la de Felicity Jones: espléndida, quien consigue dar a su personaje el matiz justo cada vez que le vemos en pantalla. Los dos actores están contenidos, pero dignos.
La película cuenta con una puesta en escena sensible y elegante con un toque muy británico. Y una preciosa banda sonora de la mano del islandés Johann Johansson.